Amar y sentirse amado. Jesús nos llama a amar y ser constantes en ese amor. Se trata de aprender el amor que Dios nos pide y el ejemplo más nítido es que Jesús nos ama, con la misma fuerza que Él se siente amado por su Padre.
No es fácil saber cómo Dios nos ama, sin tener el ejemplo de Jesús y el modo de manifestar ese amor. Sabemos que Jesús pasó haciendo el bien. Cualquier persona con dificultades, se sentía acogido, escuchado, amado. Está atento a las personas que le rodean, sintiendo sus dificultades y poniendo su empeño en solucionarlas.
El mandato de Jesús es que nos amemos cómo Él nos ha amado, y que permanezcamos en su amor. Que nos amemos, no sólo hoy o mañana, si no que mantengamos esa actitud de amor, escucha, atención y alegría.
Darnos a los demás, sintiéndonos habitados por Dios, hace que nos demos con alegría y contagiemos esa alegría a nuestro alrededor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario