Ciclo A IV Domingo de Resurrección (APAS04) Mucho más que un número

Nos numeran por todas partes. Somos anónimos. Un número en las estadísticas que ofrecen las noticias… enel DNI, en la Seguridad Social, en el banco, en la universidad, en la empresa, en bancos de datos que nos archivan sin ninguna otra consideración que conocer nuestras preferencias para intentar enganchar nuestro interés...

Pero con Dios todo es diferente. Jesús es el Buen Pastor que te guía, que te cuida, que te busca si te pierdes. Alguien que conoce tu rostro, tu voz, que sabe cómo eres, que quiere estar en tu corazón. Con Él, nada te falta.

Su propuesta, como Maestro, sin embargo, no es cómoda: “dar la vida”. Al igual que el pastor da la vida por sus ovejas, nuestra meta también es ofrecernos, abrirnos a todos. No anclarnos en la placidez de la contemplación en el Tabor, seguir su ejemplo y entregarnos a los que nos necesiten: el que centre su vida en el Reinar de Dios, la hará mucho más fecunda.

La abundancia en la Vida se sitúa así en otros parámetros, especialmente en estos tiempos complicados que vivimos: ser sal y luz para los demás.

Ciclo A III Domingo de Resurrección (APAS03) ¡Se puso a caminar con ellos!

Después de la muerte de Jesús, cunde el desánimo. Sin Jesús, nada tiene sentido. La persona que hacía arder su corazón, ha desaparecido y los discípulos vuelven a su casa, descorazonados, pero no pueden olvidarle y le mantienen vivo hablando de él.

Hay experiencias que solo viviéndolas nos llegan al corazón, contadas, es un mensaje más que no llega muy dentro. Y los discípulos que van a Emaús, habían oído encuentros de Jesús, pero no lo habían vivido y, por tanto, caminan desesperanzados.

¿Qué experiencia de Jesús tenemos nosotros? ¿Qué vivencias que nos hagan arder el corazón? La fe se nos va adormeciendo. Necesitamos volver a despertarnos, actualizar el mensaje, escuchar la voz de Jesús que nos llama y nos invita a compartir la mesa y sentirnos alimentados por el propio Jesús en la Eucaristía..

¿Quieres volver a despertar tu fe como los discípulos de Emaús?.

Ciclo A II Domingo de Resurrección (APAS02) ¡PAZ a vosotros!

El re-encuentro de Jesús con los discípulos tiene lugar el "primer día de la semana” – alusión al "domingo" cuando la asamblea litúrgica celebraba el "día del Señor"-.

El evangelista, en un primer momento, nos describe la comunidad en la que falta Jesús; en ella, es de noche (no hay luz, porque está ausente Jesús); las puertas están cerradas (la comunidad está atrancada, ensimismada); el miedo sobrecoge y paraliza. Pero Jesús resucitado se presenta y se pone "en medio de ellos". Se convierte en el centro, el punto de referencia de la comunidad. Y solamente cuando la comunidad está centrada en Jesús puede recuperar la paz, superar sus miedos, llenarse de una intensa alegría, sentir el aliento (soplo) de Jesús sobre ella, abrir las puertas y salir hacia el mundo a prolongar la misión del Maestro.

Debemos empeñarnos en que Jesús sea el centro de nuestras vidas y de nuestras comunidades: su persona, sus criterios, sus valores, sus preferencias. Entonces, la comunidad tendrá vida y sabrá comunicarla, y así se irá pareciendo a esa comunidad primera en la que, por estar el Espíritu del Resucitado "en medio de ella", reinaba la solidaridad afectiva (sentían lo mismo) y efectiva (compartían los bienes)..

Ciclo A Domingo de Resurrección (APAS01) ¡Os infundiré mi Espíritu y viviréis!

Jesús nos libera del sinsentido de la vida. Él nos da la Vida y la esperanza eterna. En la situación presente de limitación y fragilidad en que nos encontramos inmersos, se acrecienta la nostalgia de lo eterno. "Lo que ojo no vio, ni oído oyó, ni mente humana concibió" es "lo que Dios preparó para los que le aman" (1 Cor 2, 9).

Creemos en la resurrección porque sentimos a Jesús vivo entre nosotros. Aquí y ahora... La otra vida... Ese futuro más allá del tiempo y del espacio. “Yo soy la resurrección”. Si creo que Tú eres el Hijo de Dios, creo en Ti. Jesús sale a nuestro encuentro para que caminemos con libertad sabiéndonos en su misericordia, que alcanza a todos y a cada uno de nosotros.

"Aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo”..

Jesús nos tiene preparado un lugar en el corazón de Dios y nos invita a ser cada vez más humanos y más hermanos..

Cuando perdemos la vista en esa densa oscuridad que parece querer envolvernos, comenzamos a ver más allá con la misma mirada de Jesús..