Cada semana, unimos la Palabra y el canto para ayudar a profundizar en la Oración.
Los cascabeles nos llaman a la oración y nos recuerdan la Alegría del Evangelio.

2022/12/27

Ciclo A Domingo II del Tiempo de Navidad - Año Nuevo - María, Madre de Dios (ANAV02)
¡Deja nacer a Dios en tu corazón!

Jesús llega a nosotros en el silencio, en la oscuridad de la noche, y los pastores, se sorprendieron, admiraron lo que había ocurrido y comunicaron su admiración a todos los demás. María se sorprendía de lo que escuchaba y lo meditaba en su corazón, lo interiorizaba y transformaba desde dentro.

María nos hace presente a Dios en nuestra vida, dando a luz a Jesús. Ella aceptó el proyecto de Dios, sin preguntar por qué. Siguiendo su ejemplo, todos tenemos que dar a luz a Dios, aceptar el proyecto de Dios en nuestra vida.

Jesús nace indefenso como cualquier bebé y todos tenemos que ayudar a Dios a nacer en cada uno de nosotros y aceptar el don del amor de Dios y ponerlo en práctica.

Por otra parte, el primer día del Año se celebra el día de la PAZ. La paz es consecuencia de las relaciones plenamente humanas entre nosotros y para poder llevar la paz a nuestro alrededor, necesitamos que la PAZ esté en nuestro interior.

Shalom significa un deseo que Dios te conceda la paz y todo aquello que necesites para ser una persona auténtica, que vive en la presencia de Dios, que ha aprendido a amar y tener a los demás presentes en su vida.

Saludar con “Shalom” a los demás, es un deseo para llevar a Dios y la PAZ para todos, un buen deseo de renovación para el Año Nuevo.

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Ciclo A Domingo I del Tiempo de Navidad - Nochebuena (ANAV01)
¡No tengáis miedo! ¡Os traigo una Buena Noticia!

Jesús llega a nosotros en el silencio, en la luz que nos envuelve, para que lo descubramos en lo oculto de nuestro interior.

Los pastores reciben la Buena Noticia, la luz enciende la noche, pero tienen que buscarlo en lo oculto, en lo escondido de un pequeño pesebre. En la debilidad de un niño recién nacido, vulnerable, amparado por sus padres y acogido en un pesebre, por los pastores que cuidan su rebaño.

No es hijo de nadie poderoso, es hijo de personas vulnerables, a las que persiguen y tienen que huir. Podríamos revivir cualquier noticia de inmigrantes que llegan a nuestras costas, o de los que atraviesan países, buscando un futuro.

Y sin embargo, en su vida se encuentra la luz de un mundo nuevo, más humano. Jesús nace para todos, para los que le buscan y para los que no, para los que creen en Él y para los que no.

La Navidad es una invitación a la alegría, es una Buena Noticia para todos, para trabajar con alegría en el mundo nuevo soñado por Jesús.

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Ciclo A Domingo IV del Tiempo de Adviento (AADV04)
¡Emmanuel: Dios con nosotros!

Hoy el Evangelio de Mateo nos lleva muy poco tiempo antes del nacimiento de Jesús y nos anuncia su nombre. Un nombre designa a una persona y, en este caso, el nombre se convierte en una promesa de vida.

El ángel le ordena a José que ponga al niño el nombre de Jesús, “Dios salva” y recuerda que el profeta anunció que la virgen daría a luz un niño y le pondría por nombre Emmanuel, “Dios con nosotros”. Dos significados de nombre que nos anuncian lo que quiere traer el Niño a nuestra vida.

Navidad significa que Dios quiere nacer en nosotros y Dios nace cada día y se hace presente en nuestra vida. Acogerle significa que queremos seguir su ejemplo y mantener en nuestro interior la luz, la paz, el amor, la vida, el consuelo, el perdón, la alegría, ponerla en práctica y transmitirla a los demás.

¿Estamos dispuestos a hacerle sitio para que nazca en nuestro interior? ¿O lo buscamos fuera? ¿O nos perdemos en la imagen externa de la navidad?

¿Cómo sentimos la navidad en nuestra vida? ¿Sentimos al Dios que nos salva? ¿Sentimos a Dios con nosotros? ¿Nos comprometemos con Jesús? Como José, ¿Dejas que Jesús nazca en ti, cada día?

Estamos en el día Internacional del Migrante, ¿Somos acogedores con todos, o según con quién?

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2022/12/22

Ciclo A Domingo III del Tiempo de Adviento (AADV03)
¡Todos están esperando algo de tí!

El Adviento lo podemos calificar como un tiempo de lectura de signos. La Biblia había anunciado que uno de los signos de la llegada del reino sería la salvación de los pobres.

Juan se siente desconcertado por la actuación de Jesús, no es lo que esperaba, un profeta clamando en el desierto, sino alguien enviado a sanar corazones desgarrados. Y Jesús le envía un mensaje, decidle lo que estáis viendo y oyendo. No he venido a lo que piensas. Mi camino es otro, anunciar la buena nueva de Dios.

Y Jesús nos invita a no perder la confianza, a llenarnos el corazón de ilusiones, porque Dios está dando signos claros de su amor salvador. ¿Qué Dios esperas tú?

Eso es Adviento: un momento privilegiado para aprender, presentir y acoger al Dios que viene a salvar, a sanar, a liberar.

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Ciclo A Domingo II del Tiempo de Adviento (AADV02)
¡Busca caminos nuevos!

"Convertíos porque está cerca el Reino de Dios” nos anuncia Juan el Bautista desde el desierto y Jesús lo repite en las primeras palabras a orillas del lago de Galilea: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se acerca”. Y el Papa Francisco retoma: “Abrid caminos a Dios, volved a Jesús, acoged el Evangelio. Su propósito es claro: “Busquemos ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos”

Juan inicia su mensaje con la llamada a la conversión, a un cambio radical de vida. Es un profeta que no predica en Jerusalén, lo hace en el desierto, vive apartado, es la “Voz que grita en el desierto”. Su voz sale del silencio y soledad, de un lugar donde se puede escuchar a Dios con mayor facilidad y moverse para preparar el camino al Señor, allanando sus senderos.

Los caminos del Señor no son autopistas, ni calzadas romanas, ni las calles que llevan al Templo, se trata de pequeños y a veces tortuosos senderos que nos cuesta seguir.

El Bautista se retira al desierto y allí hace vida de ayuno y penitencia. No acoge a los que sufren, ni se acerca a los enfermos; lo suyo es predicar el juicio de Dios, bautizar con agua y llamar a la conversión. Es un profeta del Antiguo Testamento. Frente a él aparece Jesús, que no habla del juicio de Dios sino de un Padre que quiere ser acogido y perdonar, que no vive ayunando en el desierto, sino que defendiendo a los débiles, curando a los enfermos, perdonando a los pecadores, bautizando con el Espíritu Santo y fuego y…llamando a la buena noticia del Reino de Dios.

El Papa Francisco nos pregunta: ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o, nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido capacidad de respuesta?

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Ciclo A Domingo I del Tiempo de Adviento (AADV01)
¡Abre tus sentidos!

Comenzamos un nuevo adviento, que nos trae textos de un enorme simbolismo. Tanto y tan ajeno a nuestra cultura, que puede hacernos perder el foco de lo fundamental: la venida de Jesús propone un cambio, tan radical, en nosotros que nos hace desterrar nuestro ego miope; para acoger el mensaje de amor incondicional al otro. Supone, efectivamente, un cataclismo apocalíptico: dar por terminado nuestro viejo mundo centrado en el bienestar material y poner el centro en ser tacto, ojo, oído, olfato y gusto del Padre en nuestro entorno.

Abramos al máximo esos sentidos en estas próximas semanas. Abramos la puerta de nuestra casa y dejemos que el Espíritu sople y se lleve lo mediocre. Que nos abra al misterio de ese Dios arrebatador que nos muestra Jesús.

El adviento marca un cierre al tiempo litúrgico anterior y un nuevo comienzo. ¿Nos apuntamos a cerrar también nuestra mirada vieja, y la renovamos con la del niño que se nos anuncia? Solos no podremos hacerlo, pero con Dios… ¡Ah! Con Él a nuestro lado, todo se hace posible.

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