Hoy escuchamos la voz de una mujer intocable, invisible para la sociedad. Humillada por una enfermedad que la hace víctima y la aleja de sus semejantes.
Esta mujer nos muestra su fuerza para vencer todos los estigmas que la aíslan, desde el silencio, el miedo, el intento de pasar desapercibida. Sabe que su única esperanza se encuentra en Jesús de Nazareth. Tan fuerte es su fe, que siente que solo necesita tocarle el manto, para que su vida cambie.
También escuchamos el grito angustiado de un padre que pierde a su hija y le consuela diciendo: “No temas, basta que tengas fe”.
Hoy seguimos siendo una sociedad con personas excluidas, necesitamos dejarnos tocar por Jesús, sentir su mirada de amor y de ternura que nos impulse a acoger, a perder el miedo, a cambiar una sociedad que sigue rechazando a los demás.
Vamos a dejarnos mirar por Jesús y vamos a reflejar, en nuestra mirada, su mirada que no excluye, que no discrimina, que no aísla, solo nos pide tener fe.
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