Tomás nos representa en nuestras dudas e incertidumbres. Muchas veces, como a él, nos cuesta creer. Tomás, se niega a creer si no lo experimenta por sí mismo. No le sirve la experiencia de los demás
Jesús conoce el corazón de cada uno y también el corazón de Tomás y sabe que necesita una experiencia de Resurrección. Jesús le mira y muestra su amor, hasta la muerte, en sus heridas. Y, de repente, Tomás siente que se caen todas sus dudas de la forma más sencilla. Su mente se ha abierto a la luz y no necesita más.
Jesús trae la PAZ y la comunidad de los discípulos reunidos y llenos de miedo, le reciben con alegría y tranquilidad. Con el Maestro en el centro de la comunidad, no hay miedo.
¿J¿Jesús ocupa también el centro de nuestra vida y el centro de nuestra comunidad, o no?
Nosotros necesitamos también experiencias de resurrección, pero muchas veces son tan sencillas que nos cuesta reconocerlas. ¿Estamos atentos?
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