Cada semana, unimos la Palabra y el canto para ayudar a profundizar en la Oración.
Los cascabeles nos llaman a la oración y nos recuerdan la Alegría del Evangelio.

2019/11/25

Ciclo A Domingo I de Adviento (AADV01)
Abre tus sentidos

Comenzamos un nuevo adviento, que nos trae textos escatológicos de un enorme simbolismo. Tanto y tan ajeno a nuestra cultura, que puede hacernos perder el foco de lo fundamental: la venida de Jesús propone un cambio tan radical en nosotros que nos hace desterrar nuestro ego miope; para acoger el mensaje de amor incondicional al otro. Supone, efectivamente, un cataclismo apocalíptico: dar por finiquitado nuestro viejo mundo centrado en el bienestar material y poner el centro en ser tacto, ojo, oído, olfato y gusto del Padre en nuestro entorno.

Abramos al máximo esos sentidos en estas próximas semanas. Abramos la puerta de nuestra casa y dejemos que el Espíritu sople y se lleve lo mediocre. Que nos abra al misterio de ese Dios arrebatador que nos muestra Jesús..

El adviento marca un cierre más que “administrativo” al tiempo litúrgico anterior. ¿Nos apuntamos a cerrar también nuestra mirada vieja, y la renovamos con la del niño que se nos anuncia? Solos no podremos hacerlo, pero para Dios… ¡Ah! Con Él a nuestro lado, todo se hace posible.

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2019/11/17

Ciclo C Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario (CTOR34)
¡Señor, acuerdate de mí!

Hoy el Evangelio de Lucas nos lleva al Gólgota para comprobar el amor inquebrantable de Jesús. Asistimos a las burlas de todos los que consideran que Jesús es un loco que se cree Rey. Sin embargo, no son capaces de ver más allá de las palabras. Su Reino es diferente, no es un reino de gloria y de poder, sino de servicio, amor y entrega total, para rescatar al ser humano del mal, el pecado y la muerte.

Nadie se ha fijado en su mirada compasiva hacia el ser humano, hasta que, en medio de todas estas burlas, surge una invocación: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Solo una persona es capaz de ver su inocencia, confesar su culpa y, lleno de confianza, pedirle que se acuerde él. Jesús le responde de inmediato: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Los dos agonizan, unidos en el desamparo y la impotencia. Pero hoy mismo estarán los dos juntos disfrutando de la vida del Padre.

La Cruz nos habla del Amor crucificado de Dios y nos invita a seguir su ejemplo. Lo que nos pide, de manera insistente, no es besar la Cruz sino cargar con ella. Nos dice: «Si alguno viene detrás de mí, que cargue con su cruz y me siga».

En nuestro mundo actual, ¿qué vemos nosotros ahora en la cruz de Jesús?, ¿Con qué cruz le seguimos?

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2019/11/14

Ciclo C Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario (CTOR33)
¡Mirad que nadie os engañe!

Según el relato de Lucas, los tiempos difíciles no han de ser tiempos de lamentos y desaliento. No es tampoco la hora de la resignación o la huida. La idea de Jesús es otra. Precisamente en tiempos de crisis “tendréis ocasión de dar testimonio”. Es entonces cuando se nos ofrece la mejor ocasión de dar testimonio de nuestra adhesión a Jesús y a su proyecto.

Tal vez, lo primero es revisar nuestra actitud de fondo: ¿Nos hemos posicionado de manera responsable, despertando en nosotros un sentido básico de solidaridad, o estamos viviendo de espaldas a todo lo que puede turbar nuestra tranquilidad? ¿Qué hacemos desde nuestros grupos y comunidades cristianas? ¿Nos hemos marcado una línea de actuación generosa, o vivimos celebrando nuestra fe al margen de lo que está sucediendo?

No hemos de olvidar que la crisis no solo crea un empobrecimiento material. Genera, además, inseguridad, miedo, impotencia y experiencia de fracaso. Rompe proyectos, hunde familias, destruye la esperanza. ¿No hemos de recuperar la importancia de la ayuda entre familiares, el apoyo entre vecinos, la acogida y el acompañamiento desde la comunidad cristiana...? Pocas cosas pueden ser más nobles en estos momentos que el aprender a cuidarnos mutuamente.

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2019/11/05

Ciclo C Domingo XXXII del Tiempo Ordinario (CTOR32)
¡Con gozo a la plenitud de la vida!

Muchas veces pensamos que hemos venido a este mundo a sufrir, pero hoy, Jesús nos anuncia en el Evangelio que «Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos; porque para Él todos están vivos» y nos llama a trabajar por el Reino de Dios y su justicia hoy, aquí y ahora.

El Señor nos quiere vivos. ¿Sentimos que el Señor resucita en nosotros? ¿Nos sentimos resucitados? ¿Somos capaces de transmitir resurrección a nuestro alrededor?

El Evangelio nos transmite momentos de resurrección, momentos de salvación, momentos de conversión. Pero nos cuesta reconocer al Resucitado a simple vista, necesitamos escuchar su voz en lo más profundo, convertirnos y sentirnos resucitados.

El Evangelio nos dice que hay que volver a Galilea, que allí nos espera Jesús, y releer el Evangelio desde la experiencia de la Resurrección y volver al origen, a lo sencillo y radical de nuestra fe. Y desde ahí, caminar hacia Emaús al encuentro de Jesús y de la comunidad.

Y dejarnos transformar por la Palabra y trabajar por transmitir momentos de resurrección a nuestro alrededor, amando y sintiéndonos amados, y hacer sentir a los demás que están vivos y que Dios les ama.

¿Somos capaces?

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