Cada semana, unimos la Palabra y el canto para ayudar a profundizar en la Oración.
Los cascabeles nos llaman a la oración y nos recuerdan la Alegría del Evangelio.

2021/05/24

Ciclo B Domingo IX de Pascua - Santísima Trinidad (BPAS09)
¡En el Padre, Por el Hijo, Movidos por el Espíritu!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Un gesto que, por frecuente, corremos el riesgo de restarle atención.

Es la señal de nuestra fe; el resumen de nuestro credo; la señal de nuestro agradecimiento.

Un gesto que hacemos nuestro, que es demostración de que nos sentimos enviados al mundo a ser evangelio, a ser buena noticia para el otro, sea quien sea. Un signo que nos compromete a actuar:

- En el nombre del Padre que nos ama desde el comienzo,

- En el nombre del Hijo que nos ha enseñado a sentir ese amor del Padre,

- En el nombre del Espíritu Santo que nos impulsa y nos fortalece.

Es la señal de nuestra intención de unirnos a esa Trinidad. De formar parte de ella desde Jesús, en Jesús.


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2021/05/17

Ciclo B Domingo VIII del Tiempo de Pascua de Pentecostés (BPAS08)
¡Recibid el Espíritu Santo!


En este mundo que vivimos, las prisas nos superan, vamos corriendo a todas partes, sin tiempo para pensar en lo que hacemos. La vida transcurre por delante de nosotros, y estamos más pendientes de las apariencias, sin detenernos por nada, ni por nadie. Pasamos por la vida quedándonos en su corteza.

Y sentimos que necesitamos parar, interiorizar lo que nos ocurre, hacer silencio en nuestra vida, y comenzar a notar la vida desde dentro.

¿Somos capaces de escuchar, en el silencio, la voz del Señor en nuestro corazón?

Vamos a hacer el silencio en nuestro interior y vamos a dejar que el Espíritu de Dios nos hable en lo más profundo de nosotros mismos. Con esa voz que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser, sentiremos el saludo que nos envuelve y nos sosiega diciéndonos, “Paz a vosotros”.


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2021/05/13

Ciclo B Domingo VII del Tiempo de Pascua de Resurrección (BPAS07)
¿Dónde está hoy el cielo?

Rezamos a un Padre que está en el cielo. Tal afirmación, o nos salva y pone en camino, o bien nos lleva a un letargo insospechado. Así de radical. Lo segundo, porque podemos quedarnos sentados mirando al cielo y volvernos cristianos acomodados a la espera de un Dios romántico, que en algún momento decida escucharnos y tomar parte de nuestros deseos. El cielo ha sido siempre la imagen de un lugar en el cual hallamos salvación, pero ¿dónde está hoy el cielo? ¿dónde encontrar a nuestro Padre para experimentar esa sensación de sentirnos salvados, seguros, abrazados?

Es curioso oír canciones populares que conectan el 'cielo' con alguna persona a la que se ama profundamente. Eric Clapton, en su canción Tears in Heaven, canta con un amor paternal enorme a su hijo fallecido: «¿Me tomarías de la mano si te viese en el cielo? / Más allá de la puerta, hay paz, estoy seguro». La experiencia del cielo hace conectarse al ser humano con aquella persona que lo hace sentirse vivo, pleno, completo.

En el arte invitan a mirar al cielo no como algo etéreo, separado de nuestra realidad, sino como algo que habita en cada uno de nosotros. El 'cielo' se halla en aquellas situaciones y relaciones que hacen a la mujer y al hombre apasionarse por la vida. Es bello ver cómo Dios se manifiesta en este deseo del ser humano, y pone algo tan trascendental y misterioso, al alcance de nuestra cultura y entendimiento.

Y es que el cielo nos moviliza e interpela, nos lleva a aquellos lugares, personas y situaciones en las cuales experimentamos el profundo deseo de unirnos con la humanidad; también la humanidad más frágil y necesitada de comunión. Y ahí, en ese deseo de construir el cielo en la tierra y de encontrarnos unos con otros, hallamos a Dios, ahí nuestro Padre, hablándonos con pasión, ternura y amor.
(De la Pastoral SJ)


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2021/05/04

Ciclo B Domingo VI del Tiempo de Pascua de Resurrección (BPAS06)
¡El Señor sostiene mi vida!

El Señor sostiene mi vida. Lo que para nosotros nos parecería imposible se hace posible en Él.

Vivir en esta realidad nos cambia el sentido de la vida y su trascendencia: Es Cristo quien vive en mí. Nuestra vida ya se hace entonces Vida en Él.

Somos peregrinos hacia el corazón de Dios y de Él surgimos.

Nuestra tarea es descubrir, día a día, el camino de Jesús que se nos va revelando como latidos de nuestro propio corazón. Así podemos “llegar a reconocer que Dios ama a cada ser humano con un amor infinito y que con ello le confiere una dignidad infinita”. Entonces, nuestras relaciones están enlazadas entre nosotros y formamos parte de la familia de Dios.

Nadie está excluido.

Vivir con la mirada de Dios sobre cada uno de nosotros nos transforma y hace que las relaciones entre nosotros adquieran una dimensión trascendente desde la entrega de amor de Jesús, que nos señala el camino a la plenitud.

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