Cada semana, unimos la Palabra y el canto para ayudar a profundizar en la Oración.
Los cascabeles nos llaman a la oración y nos recuerdan la Alegría del Evangelio.

2022/03/30

Ciclo C Domingo del Tiempo de Cuaresma V (CCUA05)
¡Vete y no peques más!

Cuántas veces asistimos a situaciones en que una persona está condenada previamente. Se plantean juicios paralelos, en la televisión o en cualquier medio de comunicación.

Las circunstancias de un hecho se comentan con pelos y señales, sin dejar que la persona se defienda. Parece que lo que pudiera decir, no aporta nada, el veredicto está hecho. Y aunque resulte inocente, para todos ya es culpable y su vida queda marcada de por vida.

Parece que no nos importa que la persona quede condenada, humillada, vulnerable y desnuda ante todos. Todos, desde la razón de la Ley nos sentimos seguros, fuertes y no nos fijamos en la impotencia de la otra persona.

Jesús nos pide que antes de hacer nada, miremos en nuestro corazón, que nos pongamos delante de nosotros mismos, y veamos las veces que hemos necesitado perdón.

¿Eres capaz de mirar con ojos limpios los ojos a los demás y poner mirada de misericordia y acoger como quieres ser acogido? ¿O tus ojos son acusadores?

http://www.mediafire.com/file/9xwi7klr23lialm

Oración en Nuestra Señora de la Guía.
Día 5 de abril a las 19:00 h

Os esperamos en la Parroquia de Nuestra Señora de la Guía (en la calle Conde de Torralba 18).

Utilizaremos como guión la hoja semanal que facilitamos desde este blog, con los textos y cantos que en ella figuran. Si queréis acercaros, seréis bienvenidos.

Durará en torno a cincuenta minutos. ¡Os esperamos!

2022/03/20

Ciclo C Domingo del Tiempo de Cuaresma IV (CCUA04)
Misericordiados

Hoy, más que en ninguna otra ocasión, queremos que este momento de oración, si bien comunitario, te lleve al encuentro íntimo con el Padre. Jesús te lo ha repetido hasta la saciedad: busca en lo profundo, aíslate del ruido exterior, invoca al Espíritu Santo y déjate empapar por tu Dios. Él te habita.

Lucas culmina aquí su secuencia magistral de pérdidas, búsquedas y encuentros: la oveja, la moneda y, ahora, el hijo. Y su relato no escatima detalles: ese padre que renuncia a su rango patriarcal hasta un punto que ningún judío consideraría cabal, y “les reparte los bienes” a los dos hijos de forma prematura. Ese hijo pequeño que toca fondo tras creerse autosuficiente absoluto y vuelve arrepentido, bajo mínimos. El mayor que, no menos orgulloso, lamenta la afrenta del presunto menosprecio…

No busques buenos ni malos en esta historia, ni la conviertas en una narración ejemplar. A poco que te quites las máscaras, descubrirás que en ti están los tres: el que ama de forma incondicional, el crápula y el que juzga señalando con el dedo acusador. La cuota de protagonismo que otorgues a cada uno en tu vida, es cosa tuya.

Para ser misericordioso es imprescindible haberse sentido “misericordiado”. Te proponemos que busques en ti ese momento de fragilidad absoluta en que alguien o algo te ha sacado a flote, “has sido pescado” y sacado del agua. A partir de ahí, ponte alerta y procura hacer lo mismo con los demás: lleva sus penas a tu corazón y ayúdales a sanar. Eso es la misericordia. Eso es ser evangelio. Sé Jesús con tu hermano.

http://www.mediafire.com/file/f4m734n23gt0ctz

2022/03/17

Ciclo C Domingo III del Tiempo de Cuaresma (CCUA03)
¡... si no, la puedes cortar!

Estamos tan habituados a las malas noticias, que ya no nos llaman la atención. Solamente algunas situaciones traspasan nuestra coraza. Nos fijamos en otras cosas, en muchos casos anecdóticas, que incluso nos pueden escandalizar, pero en el fondo, si se analizan a la luz del amor, deberían empujarnos a actuar y no ser objeto de tertulia de café. Es más fácil comentar una mala noticia, que solidarizarse con las víctimas.

Otras veces ante catástrofes o frente al dolor, muchas veces sin sentido, nos preguntamos, ¿dónde estaba Dios? ¿Cómo ha permitido que ocurra esto?, pero quizá tendríamos que preguntarnos, ¿dónde estamos nosotros? ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo nos implicamos?

En el mundo de las prisas, donde todo tiene que dar un rendimiento cuanto antes, el Señor nos espera, una y otra vez, con cuidado, abonando, regando, podando, limpiando el terreno alrededor, y pensando en darnos una nueva oportunidad. Él pone todo y espera, espera, espera… ¿Daremos fruto?

Piensa en las oportunidades que tienes para crecer. Tienes al Señor al lado, mirando, contemplándote con todo su amor. El Señor confía en ti…, siente que tienes esa confianza, te está invitando a dar fruto. ¿Cómo vas a responder?

http://www.mediafire.com/file/57cn1ng0l5o7rjv

2022/03/15

Ciclo C Domingo II del Tiempo de Cuaresma (CCUA02)
¡Escuchadle!

Nosotros, los discípulos de Jesús, estamos llamados a ser personas que escuchan su voz y se toman en serio sus palabras. Para escuchar a Jesús, tenemos que seguirlo, tal como hacían las multitudes en el Evangelio, que lo reconocían por las calles de Palestina.

Jesús no tenía una cátedra o un púlpito fijos, sino que era un maestro itinerante, que proponía sus enseñanzas a lo largo de las calles, recorriendo distancias, no siempre previsibles y, a veces, algo incómodas.

De este episodio de la Transfiguración, hay dos elementos significativos, en dos palabras: “subida” y “bajada”. Tenemos necesidad de apartarnos en un espacio de silencio - de subir a la montaña - para reencontrarnos con nosotros mismos y percibir mejor la voz del Señor. ¡Pero no podemos quedarnos ahí!

El encuentro con Dios en la oración nos impulsa nuevamente a bajar de la montaña y a volver hacia abajo, a la llanura, donde nos encontramos con muchos hermanos abrumados por fatigas, injusticias, pobreza material y espiritual. A estos hermanos nuestros que están en dificultad, estamos llamados a brindarles los frutos de la experiencia que hemos vivido con Dios, compartiendo con ellos los tesoros de la gracia recibida. Pero, si no hemos estado con Dios, si nuestro corazón no ha sido consolado ¿cómo podremos consolar a otros? Aprendiendo un poco más a «subir» con la oración y a “bajar” con la caridad fraterna.

http://www.mediafire.com/file/0749ppkigkwvfw8

2022/03/04

Ciclo C Domingo I del Tiempo de Cuaresma (CCUA01)
¡En el silencio, encuentra a Dios!

El desierto nos rodea, muchas veces es eso desconocido que está al otro lado de la calle. También es un lugar vacío, que nos da miedo, porque allí es más difícil encontrar distracciones, no hay cobertura para que podamos huir de la realidad

Jesús se bautiza en el Jordán y el Espíritu lo conduce al desierto, allí donde no hay distracciones y uno puede encontrarse consigo mismo y escuchar la voz de Dios en el interior.

Allí, en el desierto, Jesús experimenta la soledad, la desolación del ambiente que le rodea, los límites de la resistencia, pero también es el lugar de encuentro con Dios. Del desierto, Jesús sale fortalecido.

Nosotros procuramos no estar solos, nos rodeamos de ruido, nos da miedo escuchar nuestro interior, pero, al igual que Jesús, en el silencio del desierto podemos encontrar a Dios, dejarnos llevar por el Espíritu y salir fortalecidos.

Las tentaciones nos rodean, pero con el Espíritu de Dios en nosotros, sentiremos que no solo de pan vive el hombre y que no podemos centrar nuestras preocupaciones solo en nosotros y que podemos dedicar tiempo al Reino de Dios y su justicia.

El ejemplo de Jesús nos debería llevar a no buscar el poder o ser servido, si no servir y trabajar por construir un mundo más solidario.

http://www.mediafire.com/file/0749ppkigkwvfw8