Jesús cuida de sus discípulos cuando los envía a sembrar por las aldeas. Los prepara y les dice lo que no tienen que llevar. Aquello que no tienen que llevar es lo primero que nosotros prepararíamos al emprender un viaje, pan, equipaje, dinero. Todo lo que tienen que llevar es el bastón, sandalias y la túnica puesta.
Jesús quiere caminantes sencillos, con lo imprescindible, siempre de un lado a otro, sin preocuparse por el mañana. Pensando solo por llevar la luz de Dios a los más necesitados.
Si los discípulos quieren trabajar en nombre de Jesús, tienen que hacer lo que Él hace, humanizar la vida, aliviar el sufrimiento de las personas, sanar sus heridas.
Solo acercándonos al que nos necesita, como iguales, tendiendo la mano, escuchando, podremos sanar sus heridas y devolver la dignidad a los que encontramos. ¿Podemos hacerlo?
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