Hoy el Evangelio nos ofrece un sorprendente diálogo entre Pilato y Jesús, un poderoso romano y un reo que se presenta como testigo de la verdad. Se trata de una conversación impensable entre un preso y su verdugo. Hablan lenguajes diferentes y es imposible que se entiendan, porque los conceptos que manejan son inconcebibles para el otro.
Jesús no pertenece al sistema de Roma, no se apoya en la fuerza de las armas. Tiene una base completamente diferente: Jesús nos dice: “Mi reino no es de este mundo” y su realeza proviene del amor de Dios al mundo. Se trata de un Rey sencillo, que pasa hambre, se siente solo y nos pide ayuda a cada uno de nosotros. Nos dice que detrás de cada uno de los más débiles de la sociedad, está Él.
Ha nacido para dar testimonio de la verdad y sólo le entienden los que son de la VERDAD: “Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".
Nos preguntamos, ¿Cuál es nuestro Reino?, ¿Qué voz escuchamos?, ¿Qué verdad buscamos?
Cada semana, unimos la Palabra y el canto para ayudar a profundizar en la Oración.
Los cascabeles nos llaman a la oración y nos recuerdan la Alegría del Evangelio.
Los cascabeles nos llaman a la oración y nos recuerdan la Alegría del Evangelio.
2024/11/17
Ciclo B
Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
(BTOR33)
¡Tus palabras no pasarán!
Estamos llegando al final del año litúrgico y las lecturas se van volviendo más apocalípticas. Al final de todos los tiempos, está Dios. No cualquier Dios, sino el Dios revelado en Jesucristo. El Dios de Jesús. De ahí la importancia de nuestra relación con Jesús, clave de la manifestación de Dios al hombre. A ti.
Un Dios que quiere la vida, la dignidad y la dicha plena del ser humano. De todos. Todo queda en sus manos. Él tiene la última palabra. Un día cesarán los llantos y el dolor, y reinarán la paz y el amor. Ahí radica nuestra esperanza. Esta es la firme esperanza del cristiano enraizada en la promesa del Señor
"El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán».
No caminamos hacia la nada y el vacío. Nos espera el abrazo amoroso del Padre.
Su generosidad nos envuelve. Sabe lo que es pasar necesidad y ayuda desde la oscuridad, el silencio, el sentirse útil, sin querer ser protagonista.
Un Dios que quiere la vida, la dignidad y la dicha plena del ser humano. De todos. Todo queda en sus manos. Él tiene la última palabra. Un día cesarán los llantos y el dolor, y reinarán la paz y el amor. Ahí radica nuestra esperanza. Esta es la firme esperanza del cristiano enraizada en la promesa del Señor
"El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán».
No caminamos hacia la nada y el vacío. Nos espera el abrazo amoroso del Padre.
Su generosidad nos envuelve. Sabe lo que es pasar necesidad y ayuda desde la oscuridad, el silencio, el sentirse útil, sin querer ser protagonista.
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Tus palabras no pasarán
Ciclo B
Domingo XXXII del Tiempo Ordinario
(BTOR32)
¡La alegría de darse!
Jesús nos enfrenta a dos situaciones y el modo de presentarlas, nos pone en guardia frente a una y nos pone el ejemplo de la otra.
Escuchamos los relatos y miramos el corazón de cada uno y ahora miramos el nuestro, y nuestra actitud, ¿A cuál se parece?
Entramos en el corazón de los escribas y vemos su arrogancia y su falta de empatía.
Entramos en el corazón de la buena viuda y vemos su sencillez, su pequeña entrega, su ofrecerse entera, entregando para otros lo que ella necesita para vivir.
Su generosidad nos envuelve. Sabe lo que es pasar necesidad y ayuda desde la oscuridad, el silencio, el sentirse útil, sin querer ser protagonista.
Pequeños gestos de comunidad, de pan partido y compartido, que dan vida y alegría a nuestro mundo, que acogen y ponen a Jesús en la persona que tenemos al lado.
Queremos seguir el ejemplo de esta sencilla viuda, compartir nuestro tiempo y nuestra vida, con las manos extendidas para acercar, acoger y compartir.
Escuchamos los relatos y miramos el corazón de cada uno y ahora miramos el nuestro, y nuestra actitud, ¿A cuál se parece?
Entramos en el corazón de los escribas y vemos su arrogancia y su falta de empatía.
Entramos en el corazón de la buena viuda y vemos su sencillez, su pequeña entrega, su ofrecerse entera, entregando para otros lo que ella necesita para vivir.
Su generosidad nos envuelve. Sabe lo que es pasar necesidad y ayuda desde la oscuridad, el silencio, el sentirse útil, sin querer ser protagonista.
Pequeños gestos de comunidad, de pan partido y compartido, que dan vida y alegría a nuestro mundo, que acogen y ponen a Jesús en la persona que tenemos al lado.
Queremos seguir el ejemplo de esta sencilla viuda, compartir nuestro tiempo y nuestra vida, con las manos extendidas para acercar, acoger y compartir.
Ciclo B
Domingo XXXI del Tiempo Ordinario
(BTOR31)
¡Ama!
Muchas veces nos quedamos en la superficialidad de los mandamientos, y nos preocupa más cumplir las normas y los preceptos que lo que nos pide Jesús. De manera que, entre tanto ruido en nuestra vida, no prestamos atención a la voz de Dios que nos está diciendo otra cosa.
Si escuchamos lo que Dios nos dice, las normas y preceptos no nos dirán nada. Lo que oiremos será ¡Amarás! Y entonces el foco cambiará. Jesús nos pide amar “con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser…”
¿Cómo se ama así?
El escriba que pregunta a Jesús lo entiende muy bien, “amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. ¡Y a nosotros nos cuesta tanto…!
Para Jesús, Dios y el prójimo no se pueden separar. No se puede decir que se ama a Dios, si uno se desentiende del otro. Esa forma de entender el amor a Dios es una mentira.
Y nosotros, ¿Cómo amamos a Dios?
Si escuchamos lo que Dios nos dice, las normas y preceptos no nos dirán nada. Lo que oiremos será ¡Amarás! Y entonces el foco cambiará. Jesús nos pide amar “con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser…”
¿Cómo se ama así?
El escriba que pregunta a Jesús lo entiende muy bien, “amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. ¡Y a nosotros nos cuesta tanto…!
Para Jesús, Dios y el prójimo no se pueden separar. No se puede decir que se ama a Dios, si uno se desentiende del otro. Esa forma de entender el amor a Dios es una mentira.
Y nosotros, ¿Cómo amamos a Dios?
Ciclo B
Domingo XXX del Tiempo Ordinario
(BTOR30)
¡Maestro, haz que pueda ver!
¡Animo, levántate que Jesús te está llamando! Es tiempo de dejar de estar junto al camino, sin mirar a nuestro alrededor.
Sin mirar quién pasa a nuestro lado, ¡cómo podemos ayudar a los demás!
Es hora de dejar la ceguera y contemplar la luz de Dios que nos está llamando. Nos está pidiendo que soltemos el manto que nos mantiene al borde del camino y saltemos para ponernos en marcha, sin esperar un momento.
El Señor nos espera para iniciar la marcha a su lado, para seguir su camino, para que nos fijemos en las personas que están alrededor y que veamos que no estamos solos, y darnos cuenta que para seguir a Jesús, todos necesitamos de los demás.
Hagamos silencio en nuestro interior para poder escuchar la llamada de Jesús, a pesar de nuestros oídos sordos y de nuestra ceguera. Sigamos el ejemplo de Bartimeo y no perdamos la ocasión de seguir a Jesús que pasa por nuestra vida.
¡Jesús te llama! ¿Vas a quedarte al borde del camino?
Sin mirar quién pasa a nuestro lado, ¡cómo podemos ayudar a los demás!
Es hora de dejar la ceguera y contemplar la luz de Dios que nos está llamando. Nos está pidiendo que soltemos el manto que nos mantiene al borde del camino y saltemos para ponernos en marcha, sin esperar un momento.
El Señor nos espera para iniciar la marcha a su lado, para seguir su camino, para que nos fijemos en las personas que están alrededor y que veamos que no estamos solos, y darnos cuenta que para seguir a Jesús, todos necesitamos de los demás.
Hagamos silencio en nuestro interior para poder escuchar la llamada de Jesús, a pesar de nuestros oídos sordos y de nuestra ceguera. Sigamos el ejemplo de Bartimeo y no perdamos la ocasión de seguir a Jesús que pasa por nuestra vida.
¡Jesús te llama! ¿Vas a quedarte al borde del camino?
Ciclo B
Domingo XXIX del Tiempo Ordinario
(BTOR29)
¡El que quiera ser grande, sea vuestro servidor!
Hoy, también preguntamos ¿Qué hay de lo mío?, igual que Santiago y Juan, para buscar los puestos importantes y conseguir un atajo en el camino hacia el objetivo de mejorar nuestra posición.
Seguro que al igual que ellos, hoy tampoco sabemos lo que pedimos.
Pensamos que el poder nos permite hacer lo que queramos, estar por encima de los demás, ejercer opresión y tener a alguien que nos sirva.
Sin embargo, no es poder lo que nos pide Jesús. Si queremos participar en su proyecto, veremos que no se parece en nada al poder.
Si ponemos el foco en los débiles de la sociedad, en los que precisan nuestra ayuda, tenemos que mirar de otro modo. Desde una posición de poder no podemos hacer que nadie sienta nuestra acogida.
Si de verdad queremos solucionar problemas, no podemos mirar por encima del hombro, tenemos que mirar a los ojos, desde enfrente, escuchando, entendiendo los problemas para enfocar mejor la situación y buscar soluciones que verdaderamente sirvan.
Seguro que al igual que ellos, hoy tampoco sabemos lo que pedimos.
Pensamos que el poder nos permite hacer lo que queramos, estar por encima de los demás, ejercer opresión y tener a alguien que nos sirva.
Sin embargo, no es poder lo que nos pide Jesús. Si queremos participar en su proyecto, veremos que no se parece en nada al poder.
Si ponemos el foco en los débiles de la sociedad, en los que precisan nuestra ayuda, tenemos que mirar de otro modo. Desde una posición de poder no podemos hacer que nadie sienta nuestra acogida.
Si de verdad queremos solucionar problemas, no podemos mirar por encima del hombro, tenemos que mirar a los ojos, desde enfrente, escuchando, entendiendo los problemas para enfocar mejor la situación y buscar soluciones que verdaderamente sirvan.
2024/10/09
Ciclo B
Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario
(BTOR28)
¡Jesús te mira con cariño!
Jesús se queda mirando con cariño al joven rico, cuando le dice que cumple desde pequeño con los mandamientos que se refieren a cómo tratamos a los demás. También a nosotros nos mira con cariño, nos llama, nos invita, nos anima, camina delante de nosotros guiándonos, aunque no nos demos cuenta.
Jesús nos dirige su mirada incitándonos a subir un nuevo escalón para seguirle. Jesús nos mira con la fuerza de su amor y nos pide mirar como mira Él, con bondad, acogimiento y actuar con amor con los demás.
La lectura de Hb 4, 12-13 nos dice que la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón. Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.
La lectura del Libro de la Sabiduría Sb 7, 7-11, nos dice: Supliqué y me fue dada la prudencia, invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a cetros y tronos y a su lado en nada tuve la riqueza.
No la equiparé a la piedra más preciosa, porque todo el oro ante ella es un poco de arena y junto a ella la plata es como el barro.
La quise más que a la salud y la belleza y la preferí a la misma luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
Con ella me vinieron todos los bienes juntos, tiene en sus manos riquezas incontables.
Jesús nos dirige su mirada incitándonos a subir un nuevo escalón para seguirle. Jesús nos mira con la fuerza de su amor y nos pide mirar como mira Él, con bondad, acogimiento y actuar con amor con los demás.
La lectura de Hb 4, 12-13 nos dice que la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón. Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.
La lectura del Libro de la Sabiduría Sb 7, 7-11, nos dice: Supliqué y me fue dada la prudencia, invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a cetros y tronos y a su lado en nada tuve la riqueza.
No la equiparé a la piedra más preciosa, porque todo el oro ante ella es un poco de arena y junto a ella la plata es como el barro.
La quise más que a la salud y la belleza y la preferí a la misma luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
Con ella me vinieron todos los bienes juntos, tiene en sus manos riquezas incontables.
2024/10/01
Ciclo B
Domingo XXVII del Tiempo Ordinario
(BTOR27)
¡Ilumínanos para ver con tu mirada!
Jesús responde a los fariseos y con ello nos llama la atención sobre la aplicación de una Ley. Una Ley que excluye y causa dolor es una Ley injusta.
Hoy, al igual que en época de Moisés, hay familias rotas, personas excluidas. La diferencia es que entonces, la mujer era repudiada, expulsada de su casa y pasaba a ser una excluida de la sociedad. Jesús quería poner de manifiesto que en el repudio, hombre y mujer no son iguales.
Hoy sigue habiendo familias rotas, corazones destrozados, mucho sufrimiento y personas excluidas, en muchos casos, mujeres. La pobreza tiene rostro mayoritariamente de mujer. En esta situación, ¿Cuál es nuestra actitud? Nos podemos preguntar, ¿qué haría Jesús?
Jesús acoge a los niños, que representan a los más débiles. Quiere llamar nuestra atención para que quitemos obstáculos ante los que más necesitan de nosotros, los niños, los excluidos, los que no cuentan, los que sufren y también las familias rotas. ¿Cómo acogemos nosotros hoy?
Hoy, al igual que en época de Moisés, hay familias rotas, personas excluidas. La diferencia es que entonces, la mujer era repudiada, expulsada de su casa y pasaba a ser una excluida de la sociedad. Jesús quería poner de manifiesto que en el repudio, hombre y mujer no son iguales.
Hoy sigue habiendo familias rotas, corazones destrozados, mucho sufrimiento y personas excluidas, en muchos casos, mujeres. La pobreza tiene rostro mayoritariamente de mujer. En esta situación, ¿Cuál es nuestra actitud? Nos podemos preguntar, ¿qué haría Jesús?
Jesús acoge a los niños, que representan a los más débiles. Quiere llamar nuestra atención para que quitemos obstáculos ante los que más necesitan de nosotros, los niños, los excluidos, los que no cuentan, los que sufren y también las familias rotas. ¿Cómo acogemos nosotros hoy?
Ciclo B
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario
(BTOR26)
¡El que no está contra nosotros… es de los nuestros!
Jesús cuida de nosotros y nos quiere enseñar. Pero, ¿escuchamos y nos dejamos empapar por sus enseñanzas?
¿Cuantas veces nos preguntamos si alguien es no o de los nuestros?
Y nuestra actitud con los otros depende de esa respuesta.
Una vez más, Jesús deja clara su posición respecto al rango, a la pertenencia al grupo de los “privilegiados”, a los que están dentro y fuera.
Todos somos llamados: nadie está excluido. Sin distinción, sin diferencias, ni antigüedades… lo importante es dar agua al que la necesite…
…y no ser motivo de escándalo para nadie y saber cortar, de raíz, lo que nos distraiga, lo que nos aleje de nuestro centro: que el reinar de Dios sea verdad, y la justicia y la dignidad lleguen a todos.
Porque, aunque sacrifiquemos lo que nos parece imprescindible ahora, la Vida se hará realidad en nosotros.
¿Cuantas veces nos preguntamos si alguien es no o de los nuestros?
Y nuestra actitud con los otros depende de esa respuesta.
Una vez más, Jesús deja clara su posición respecto al rango, a la pertenencia al grupo de los “privilegiados”, a los que están dentro y fuera.
Todos somos llamados: nadie está excluido. Sin distinción, sin diferencias, ni antigüedades… lo importante es dar agua al que la necesite…
…y no ser motivo de escándalo para nadie y saber cortar, de raíz, lo que nos distraiga, lo que nos aleje de nuestro centro: que el reinar de Dios sea verdad, y la justicia y la dignidad lleguen a todos.
Porque, aunque sacrifiquemos lo que nos parece imprescindible ahora, la Vida se hará realidad en nosotros.
2024/09/18
Ciclo B
Domingo XXV del Tiempo Ordinario
(BTOR25)
¡Acoge a mis pequeños!
Jesús cuida de nosotros y nos quiere enseñar. Pero, ¿escuchamos y nos dejamos empapar por sus enseñanzas?
Para los discípulos es difícil entender lo que Jesús dice, que va a ser entregado…, que lo matarán... A nosotros nos pasa lo mismo, nos cuesta entender, y tampoco lo queremos creer.
Sin embargo, nuestra mente es tan voluble que cuando no entendemos, pasamos de ello y nos evadimos, pensamos en otras cosas que nada tienen que ver con el Reino
Pero Jesús nos dice, si quieres seguirme, sé el servidor de los demás, pon a los otros por delante, piensa en los más débiles que te rodean, como cuando se trata de un niño, al que ponemos por delante, porque consideramos que es más débil y necesita de nuestra ayuda para aprender, crecer y desarrollarse.
¿Somos capaces de situarnos al servicio de los más pequeños?
Para los discípulos es difícil entender lo que Jesús dice, que va a ser entregado…, que lo matarán... A nosotros nos pasa lo mismo, nos cuesta entender, y tampoco lo queremos creer.
Sin embargo, nuestra mente es tan voluble que cuando no entendemos, pasamos de ello y nos evadimos, pensamos en otras cosas que nada tienen que ver con el Reino
Pero Jesús nos dice, si quieres seguirme, sé el servidor de los demás, pon a los otros por delante, piensa en los más débiles que te rodean, como cuando se trata de un niño, al que ponemos por delante, porque consideramos que es más débil y necesita de nuestra ayuda para aprender, crecer y desarrollarse.
¿Somos capaces de situarnos al servicio de los más pequeños?
Ciclo B
Domingo XXIV del Tiempo Ordinario
(BTOR24)
¿Quién es Jesús para nosotros?
Jesús nos pregunta ¿Quién soy yo para vosotros? Pedro pasa, en un momento, de considerarlo como Mesías a rechazarle, pero la decisión de seguir a Jesús es personal, para Pedro, para los discípulos y, también, para nosotros.
Al verle actuar, se preguntan y nosotros también nos preguntamos ¿A quién seguimos? ¿Qué nos transmiten su vida, sus obras, sus manos, su mirada de amor, la autoridad con la que habla, su mensaje…?
¿Qué nos pide el mensaje de Jesús? ¿A qué nos invita? ¿Su estilo de vida es el nuestro? ¿Su modo de mirar y actuar, es el nuestro?
Jesús nos invita, nos anima a seguirle, nos acoge, vive en nosotros y nos acompaña. Sentimos la fuerza de su Espíritu en nosotros y nos invita a extender su mirada a nuestro alrededor y hacernos cercanos a nuestro prójimo.
Al verle actuar, se preguntan y nosotros también nos preguntamos ¿A quién seguimos? ¿Qué nos transmiten su vida, sus obras, sus manos, su mirada de amor, la autoridad con la que habla, su mensaje…?
¿Qué nos pide el mensaje de Jesús? ¿A qué nos invita? ¿Su estilo de vida es el nuestro? ¿Su modo de mirar y actuar, es el nuestro?
Jesús nos invita, nos anima a seguirle, nos acoge, vive en nosotros y nos acompaña. Sentimos la fuerza de su Espíritu en nosotros y nos invita a extender su mirada a nuestro alrededor y hacernos cercanos a nuestro prójimo.
Ciclo B
Domingo XXIII del Tiempo Ordinario
(BTOR23)
¡Effetá - Ábrete!
La vida monótona de cada día nos arrastra y hacemos oídos sordos a todo lo que nos rodea. Las tareas cotidianas consumen nuestro tiempo y sentimos que no llegamos a todo lo que queremos hacer.
No nos paramos a pensar, ni vemos o escuchamos realmente el mundo que nos rodea.
Sin darnos cuenta, nos podemos encerrar en un mundo propio y no escuchar nada fuera de nosotros mismos.
Jesús nos llama la atención sobre el peligro de aislamiento que supone alejarse de los demás. Nos incita a interiorizar sus palabras y que nos demos cuenta de la necesidad de encontrarnos con su voz sanadora que nos hable al corazón y nos devuelva a un mundo abierto a los demás.
Jesús nos habla al corazón y nos dice: “Effetá” – Ábrete.
No nos paramos a pensar, ni vemos o escuchamos realmente el mundo que nos rodea.
Sin darnos cuenta, nos podemos encerrar en un mundo propio y no escuchar nada fuera de nosotros mismos.
Jesús nos llama la atención sobre el peligro de aislamiento que supone alejarse de los demás. Nos incita a interiorizar sus palabras y que nos demos cuenta de la necesidad de encontrarnos con su voz sanadora que nos hable al corazón y nos devuelva a un mundo abierto a los demás.
Jesús nos habla al corazón y nos dice: “Effetá” – Ábrete.
Ciclo B
Domingo XXII del Tiempo Ordinario
(BTOR22)
¡Saca el amor que llevas dentro!
Con agua corriente en casa es muy fácil tener limpias las manos. Ahora, nos vuelven a recordar la importancia de limpiarse las manos como protección. Sin embargo, esa medida sanitaria, se había vuelto precepto. Y la importancia no estaba en la salud, si no en el cumplimiento de la tradición.
Con el tiempo se nos van acumulando tradiciones que se convierten en leyes, “…porque siempre se ha hecho así” ¿Y cómo se va a hacer algo distinto de lo que hicieron nuestros padres o abuelos, aunque no signifique nada para nosotros? Sin pararnos a pensar que lo que tuvo sentido en un contexto, puede haberlo perdido y eso nos puede llevar a vivir una fe con indiferencia.
Jesús hoy nos llama la atención y nos dice: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”.
Jesús nos recuerda que necesita personas de corazón abierto, comprometidas con los demás. Su ejemplo, es de manos que acarician, acogen, devuelven la dignidad al otro, bendicen…, y todo lo que sale de dentro de un corazón lleno de Dios, no nos puede hacer “impuros”.
Con el tiempo se nos van acumulando tradiciones que se convierten en leyes, “…porque siempre se ha hecho así” ¿Y cómo se va a hacer algo distinto de lo que hicieron nuestros padres o abuelos, aunque no signifique nada para nosotros? Sin pararnos a pensar que lo que tuvo sentido en un contexto, puede haberlo perdido y eso nos puede llevar a vivir una fe con indiferencia.
Jesús hoy nos llama la atención y nos dice: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”.
Jesús nos recuerda que necesita personas de corazón abierto, comprometidas con los demás. Su ejemplo, es de manos que acarician, acogen, devuelven la dignidad al otro, bendicen…, y todo lo que sale de dentro de un corazón lleno de Dios, no nos puede hacer “impuros”.
2024/09/17
Ciclo B
Domingo XXI del Tiempo Ordinario
(BTOR21)
¡Señor, Tú tienes palabras de vida eterna!
Cuando hay ruido en nuestra vida, es difícil escuchar al Señor y nos movemos de un lado a otro intentando abarcar más y más, sin pararnos a pensar que este tipo de vida no nos deja crecer.
Cuanto más ruido hay en nuestra vida, más difícil es el encuentro con Jesús y, entonces, ¿nuestra fe se ha hecho superficial o cumplimos el rito solamente?
Jesús nos hace una pregunta: ¿También vosotros queréis marcharos? Jesús nos deja libertad para decidir, no obliga a nadie.
Jas palabras de Jesús no son vacías o intrascendentes. Su mensaje no es engañoso, comunican vida, tienden a llevarnos a una vida más digna y plena.
¿Quieres vivir al estilo de Jesús, acogiendo su Espíritu y trabajando por un proyecto de bien común?
Cuanto más ruido hay en nuestra vida, más difícil es el encuentro con Jesús y, entonces, ¿nuestra fe se ha hecho superficial o cumplimos el rito solamente?
Jesús nos hace una pregunta: ¿También vosotros queréis marcharos? Jesús nos deja libertad para decidir, no obliga a nadie.
Jas palabras de Jesús no son vacías o intrascendentes. Su mensaje no es engañoso, comunican vida, tienden a llevarnos a una vida más digna y plena.
¿Quieres vivir al estilo de Jesús, acogiendo su Espíritu y trabajando por un proyecto de bien común?
Ciclo B
Domingo XX del Tiempo Ordinario
(BTOR20)
¡Jesús, el PAN que alimenta nuestra vida!
Dios quiso encarnarse en la feminidad de María. María, mujer fuerte y maestra de fe, mujer fiel. Ya su oración anuncia al Dios de la misericordia, al Dios de los pobres. Es la mujer que capta la esencia de Dios y la pone en práctica con su vida, el Dios del amor compasivo y misericordioso, al lado de los débiles.
La Asunción de María nos anuncia la esperanza en la resurrección.
Nosotros como discípulos de Jesús, no solo tenemos que creer en Él, como María, si no que para que nuestra fe crezca y se fortalezca, tenemos que alimentarnos del mismo Jesús, con su cuerpo y con su sangre, pan y vino, elaborados por nuestras manos a partir de trigo y uvas creados por las manos de Dios. Para que nuestra fuerza vital crezca, tenemos que alimentarla, en Comunidad desde dentro con el aliento, actitudes y ejemplo de Jesús.
La Asunción de María nos anuncia la esperanza en la resurrección.
Nosotros como discípulos de Jesús, no solo tenemos que creer en Él, como María, si no que para que nuestra fe crezca y se fortalezca, tenemos que alimentarnos del mismo Jesús, con su cuerpo y con su sangre, pan y vino, elaborados por nuestras manos a partir de trigo y uvas creados por las manos de Dios. Para que nuestra fuerza vital crezca, tenemos que alimentarla, en Comunidad desde dentro con el aliento, actitudes y ejemplo de Jesús.
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Jesús el Pan que alimenta nuestra vida,
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Tiempo Ordinario 20,
Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo
Ciclo B
Domingo XIX del Tiempo Ordinario
(BTOR19)
¡Yo soy el PAN de la VIDA!
Confiamos en alguien cuando vemos lo que hace y lo que dice y la coherencia de su vida. Sentimos, entonces, que no nos va a engañar.
Creemos en Jesús porque nos atrae su persona y vemos la coherencia entre lo que hace y lo que dice, y notamos que su mensaje responde a muchas de nuestras preguntas y sentimos que no va a dejar abandonados.
Jesús nos dice que, para sentirnos atraídos hacia Él, es Dios mismo el que pone la semilla en nuestro corazón.
Abiertos a escuchar la voz de Dios dentro de nosotros, nos sentiremos invitados a seguir a Jesús, que ofrece humanidad, acogida, consuelo, esperanza, dignidad, … y nos invita a alimentarnos con su ejemplo.
¿Te atrae su ejemplo?
Creemos en Jesús porque nos atrae su persona y vemos la coherencia entre lo que hace y lo que dice, y notamos que su mensaje responde a muchas de nuestras preguntas y sentimos que no va a dejar abandonados.
Jesús nos dice que, para sentirnos atraídos hacia Él, es Dios mismo el que pone la semilla en nuestro corazón.
Abiertos a escuchar la voz de Dios dentro de nosotros, nos sentiremos invitados a seguir a Jesús, que ofrece humanidad, acogida, consuelo, esperanza, dignidad, … y nos invita a alimentarnos con su ejemplo.
¿Te atrae su ejemplo?
Ciclo B
Domingo XVIII del Tiempo Ordinario
(BTOR18)
¡Señor danos siempre de ese pan!
La pregunta que nos hace hoy el Evangelio es «¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?». Y la respuesta que nos da Jesús es «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.»
Y, ¿a qué nos llama esto?
Si leemos el texto, recordaremos lecturas de semanas pasadas, la multiplicación de los panes y los peces y que Jesús nos mira como ovejas sin pastor.
La gente sigue a Jesús porque les ha dado de comer, es alguien que atiende las necesidades de la gente, incluso en lo más básico como es el alimento. Por eso se preocupa de los más necesitados, de aquellos que no tienen ni siquiera lo básico para vivir. ¿Por qué seguimos nosotros?
Pero Jesús quiere despertar en nosotros un hambre distinta, un hambre de algo que va más allá del alimento cotidiano, un hambre de justicia, de solidaridad, de paz, de vida eterna, de estar atentos a las necesidades de los demás…
Y, entonces, ¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?
Y, ¿a qué nos llama esto?
Si leemos el texto, recordaremos lecturas de semanas pasadas, la multiplicación de los panes y los peces y que Jesús nos mira como ovejas sin pastor.
La gente sigue a Jesús porque les ha dado de comer, es alguien que atiende las necesidades de la gente, incluso en lo más básico como es el alimento. Por eso se preocupa de los más necesitados, de aquellos que no tienen ni siquiera lo básico para vivir. ¿Por qué seguimos nosotros?
Pero Jesús quiere despertar en nosotros un hambre distinta, un hambre de algo que va más allá del alimento cotidiano, un hambre de justicia, de solidaridad, de paz, de vida eterna, de estar atentos a las necesidades de los demás…
Y, entonces, ¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?
Ciclo B
Domingo XVII del Tiempo Ordinario
(BTOR17)
¡Dadles vosotros de comer!
Hoy vemos a Jesús mirando a su alrededor y viendo las necesidades básicas de la multitud que le sigue y quiere darnos una lección de Solidaridad.
Los discípulos intentan escurrir el bulto: Ese no es nuestro problema, que cada cual busque comida, que vayan a comprarla a la aldea más cercana, nosotros no tenemos dinero para dar de comer a todos.
¿Cuántas veces pensamos, ante el problema del hambre, que ése no es asunto nuestro, que no podemos hacer nada para resolver la pandemia del HAMBRE?
Sin embargo, la crisis del COVID 19 y el aumento de las colas del hambre, nos ha hecho ver, que no es necesario el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, para poder hacer algo y ayudar a esta crisis del hambre.
Muchas personas anónimas nos han enseñado ejemplos de solidaridad y compromiso con los más desfavorecidos.
¿Somos capaces de seguir su ejemplo?
Los discípulos intentan escurrir el bulto: Ese no es nuestro problema, que cada cual busque comida, que vayan a comprarla a la aldea más cercana, nosotros no tenemos dinero para dar de comer a todos.
¿Cuántas veces pensamos, ante el problema del hambre, que ése no es asunto nuestro, que no podemos hacer nada para resolver la pandemia del HAMBRE?
Sin embargo, la crisis del COVID 19 y el aumento de las colas del hambre, nos ha hecho ver, que no es necesario el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, para poder hacer algo y ayudar a esta crisis del hambre.
Muchas personas anónimas nos han enseñado ejemplos de solidaridad y compromiso con los más desfavorecidos.
¿Somos capaces de seguir su ejemplo?
Ciclo B
Domingo XVI del Tiempo Ordinario
(BTOR16)
¡Mira con la mirada de Jesús!
La semana pasada Jesús enviaba a sus discípulos a recorrer las aldeas de dos en dos. Esta semana asistimos al entusiasmo de los discípulos a la vuelta.
Jesús se da cuenta que sus discípulos necesitan compartir con los demás su vivencia, sentirse escuchados y escuchar a los otros.
Jesús está mirando al corazón de cada uno…, a tu corazón, y ve lo que necesitas y quiere darte ese tiempo de escucha y acogida.
La multitud rodea a Jesús, en cualquier momento, dejándole sin tiempo para los cercanos. Todos le necesitan y a todos quiere guiar, como el pastor a sus ovejas. Para Él cada persona es única y tiene toda su atención.
Jesús nos mira a cada uno con una mirada que acoge, consuela, que guía, y nos sentimos acogidos, escuchados, guiados y protegidos. No le importa dedicarnos tiempo, deja lo que está haciendo para acompañar a los más necesitados.
¿Vemos a los demás con la mirada de Jesús? ¿Tenemos tiempo para los demás, o solo para nosotros mismos
Jesús se da cuenta que sus discípulos necesitan compartir con los demás su vivencia, sentirse escuchados y escuchar a los otros.
Jesús está mirando al corazón de cada uno…, a tu corazón, y ve lo que necesitas y quiere darte ese tiempo de escucha y acogida.
La multitud rodea a Jesús, en cualquier momento, dejándole sin tiempo para los cercanos. Todos le necesitan y a todos quiere guiar, como el pastor a sus ovejas. Para Él cada persona es única y tiene toda su atención.
Jesús nos mira a cada uno con una mirada que acoge, consuela, que guía, y nos sentimos acogidos, escuchados, guiados y protegidos. No le importa dedicarnos tiempo, deja lo que está haciendo para acompañar a los más necesitados.
¿Vemos a los demás con la mirada de Jesús? ¿Tenemos tiempo para los demás, o solo para nosotros mismos
Ciclo B
Domingo XV del Tiempo Ordinario
(BTOR15)
¡Jesús nos envía a sembrar!
Jesús cuida de sus discípulos cuando los envía a sembrar por las aldeas. Los prepara y les dice lo que no tienen que llevar. Aquello que no tienen que llevar es lo primero que nosotros prepararíamos al emprender un viaje, pan, equipaje, dinero. Todo lo que tienen que llevar es el bastón, sandalias y la túnica puesta.
Jesús quiere caminantes sencillos, con lo imprescindible, siempre de un lado a otro, sin preocuparse por el mañana. Pensando solo por llevar la luz de Dios a los más necesitados.
Si los discípulos quieren trabajar en nombre de Jesús, tienen que hacer lo que Él hace, humanizar la vida, aliviar el sufrimiento de las personas, sanar sus heridas.
Solo acercándonos al que nos necesita, como iguales, tendiendo la mano, escuchando, podremos sanar sus heridas y devolver la dignidad a los que encontramos. ¿Podemos hacerlo?
Jesús quiere caminantes sencillos, con lo imprescindible, siempre de un lado a otro, sin preocuparse por el mañana. Pensando solo por llevar la luz de Dios a los más necesitados.
Si los discípulos quieren trabajar en nombre de Jesús, tienen que hacer lo que Él hace, humanizar la vida, aliviar el sufrimiento de las personas, sanar sus heridas.
Solo acercándonos al que nos necesita, como iguales, tendiendo la mano, escuchando, podremos sanar sus heridas y devolver la dignidad a los que encontramos. ¿Podemos hacerlo?
Ciclo B
Domingo XIV del Tiempo Ordinario
(BTOR14)
¡Déjate guiar por Jesús!
Marcos nos quiere avisar sobre el posible rechazo a Jesús, precisamente por quienes creemos conocerlo mejor: cuando nos encerramos en ritos o ideas preconcebidas y no nos abrimos ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona.
Porque Marcos nos lo deja muy claro: ese desprecio, esa “falta de fe” o esa fe, a veces infantil y superficial, apaga su Espíritu y distorsiona su Profecía e impide que el milagro diario de Jesús se haga Vida en nosotros, nos empape y nos cambie.
¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»?
Déjate acompañar por Jesús, que vaya entrando poco a poco en tu corazón, que te enseñe a vivir en la cercanía de Dios que te invita a vivir de una manera nueva, mirando a los demás con la mirada sanadora de Jesús, acogiendo y queriendo construir un mundo más justo.
Porque Marcos nos lo deja muy claro: ese desprecio, esa “falta de fe” o esa fe, a veces infantil y superficial, apaga su Espíritu y distorsiona su Profecía e impide que el milagro diario de Jesús se haga Vida en nosotros, nos empape y nos cambie.
¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»?
Déjate acompañar por Jesús, que vaya entrando poco a poco en tu corazón, que te enseñe a vivir en la cercanía de Dios que te invita a vivir de una manera nueva, mirando a los demás con la mirada sanadora de Jesús, acogiendo y queriendo construir un mundo más justo.
Ciclo B
Domingo XIII del Tiempo Ordinario
(BTOR13)
¡Vete en PAZ y con SALUD!
Hoy escuchamos la voz de una mujer intocable, invisible para la sociedad. Humillada por una enfermedad que la hace víctima y la aleja de sus semejantes.
Esta mujer nos muestra su fuerza para vencer todos los estigmas que la aíslan, desde el silencio, el miedo, el intento de pasar desapercibida. Sabe que su única esperanza se encuentra en Jesús de Nazareth. Tan fuerte es su fe, que siente que solo necesita tocarle el manto, para que su vida cambie.
También escuchamos el grito angustiado de un padre que pierde a su hija y le consuela diciendo: “No temas, basta que tengas fe”.
Hoy seguimos siendo una sociedad con personas excluidas, necesitamos dejarnos tocar por Jesús, sentir su mirada de amor y de ternura que nos impulse a acoger, a perder el miedo, a cambiar una sociedad que sigue rechazando a los demás.
Vamos a dejarnos mirar por Jesús y vamos a reflejar, en nuestra mirada, su mirada que no excluye, que no discrimina, que no aísla, solo nos pide tener fe.
Esta mujer nos muestra su fuerza para vencer todos los estigmas que la aíslan, desde el silencio, el miedo, el intento de pasar desapercibida. Sabe que su única esperanza se encuentra en Jesús de Nazareth. Tan fuerte es su fe, que siente que solo necesita tocarle el manto, para que su vida cambie.
También escuchamos el grito angustiado de un padre que pierde a su hija y le consuela diciendo: “No temas, basta que tengas fe”.
Hoy seguimos siendo una sociedad con personas excluidas, necesitamos dejarnos tocar por Jesús, sentir su mirada de amor y de ternura que nos impulse a acoger, a perder el miedo, a cambiar una sociedad que sigue rechazando a los demás.
Vamos a dejarnos mirar por Jesús y vamos a reflejar, en nuestra mirada, su mirada que no excluye, que no discrimina, que no aísla, solo nos pide tener fe.
Ciclo B
Domingo XII del Tiempo Ordinario
(BTOR12)
¡Te necesito a Ti, solo a Ti!
En este mundo que vivimos, corren las noticias, especialmente las malas. Los telediarios, los periódicos, son páginas de sucesos, que oprimen nuestro corazón y nos hace sentirnos impotentes. ¡Es tan raro encontrar una buena noticia!
Jesús invita a sus discípulos a ir a la otra orilla. es un desplazamiento geográfico que supone también un desplazamiento mental y ofrece un nuevo horizonte de vida.
Precisamente, en este desplazamiento vino una tempestad y provocó pánico y miedo entre los discípulos. Menos mal que Jesús estaba con ellos. Él calmó la tempestad.
Ante la actuación de Jesús, los discípulos hablaron entre sí acerca de su identidad.
La tempestad podría ser un lugar teológico donde Dios manifiesta su poder sobre el cosmos. Ante la manifestación de Dios, a veces, no sabemos cómo reaccionar. En nuestra vida encontramos muchas tempestades que sacuden y ponen en crisis nuestra fe en Dios. Las tempestades se visten de muchos rostros: al recibir las malas noticias, la enfermedad, la muerte de un ser querido, etc. Estas tempestades podrían ser una oportunidad para renovar y purificar nuestra vida de fe. Gracias a la presencia de Jesús, los discípulos se recuperaron de sus miedos y sustos.
Señor Jesús, sin ti estamos muy perdidos en nuestro caminar. Sin embargo, estando contigo, encontramos siempre ayuda y fortaleza. Ayúdanos a afrontar nuestros miedos y nuestras tempestades de cada día.
Jesús invita a sus discípulos a ir a la otra orilla. es un desplazamiento geográfico que supone también un desplazamiento mental y ofrece un nuevo horizonte de vida.
Precisamente, en este desplazamiento vino una tempestad y provocó pánico y miedo entre los discípulos. Menos mal que Jesús estaba con ellos. Él calmó la tempestad.
Ante la actuación de Jesús, los discípulos hablaron entre sí acerca de su identidad.
La tempestad podría ser un lugar teológico donde Dios manifiesta su poder sobre el cosmos. Ante la manifestación de Dios, a veces, no sabemos cómo reaccionar. En nuestra vida encontramos muchas tempestades que sacuden y ponen en crisis nuestra fe en Dios. Las tempestades se visten de muchos rostros: al recibir las malas noticias, la enfermedad, la muerte de un ser querido, etc. Estas tempestades podrían ser una oportunidad para renovar y purificar nuestra vida de fe. Gracias a la presencia de Jesús, los discípulos se recuperaron de sus miedos y sustos.
Señor Jesús, sin ti estamos muy perdidos en nuestro caminar. Sin embargo, estando contigo, encontramos siempre ayuda y fortaleza. Ayúdanos a afrontar nuestros miedos y nuestras tempestades de cada día.
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