Cada semana, unimos la Palabra y el canto para ayudar a profundizar en la Oración.
Los cascabeles nos llaman a la oración y nos recuerdan la Alegría del Evangelio.

2022/03/20

Ciclo C Domingo del Tiempo de Cuaresma IV (CCUA04)
Misericordiados

Hoy, más que en ninguna otra ocasión, queremos que este momento de oración, si bien comunitario, te lleve al encuentro íntimo con el Padre. Jesús te lo ha repetido hasta la saciedad: busca en lo profundo, aíslate del ruido exterior, invoca al Espíritu Santo y déjate empapar por tu Dios. Él te habita.

Lucas culmina aquí su secuencia magistral de pérdidas, búsquedas y encuentros: la oveja, la moneda y, ahora, el hijo. Y su relato no escatima detalles: ese padre que renuncia a su rango patriarcal hasta un punto que ningún judío consideraría cabal, y “les reparte los bienes” a los dos hijos de forma prematura. Ese hijo pequeño que toca fondo tras creerse autosuficiente absoluto y vuelve arrepentido, bajo mínimos. El mayor que, no menos orgulloso, lamenta la afrenta del presunto menosprecio…

No busques buenos ni malos en esta historia, ni la conviertas en una narración ejemplar. A poco que te quites las máscaras, descubrirás que en ti están los tres: el que ama de forma incondicional, el crápula y el que juzga señalando con el dedo acusador. La cuota de protagonismo que otorgues a cada uno en tu vida, es cosa tuya.

Para ser misericordioso es imprescindible haberse sentido “misericordiado”. Te proponemos que busques en ti ese momento de fragilidad absoluta en que alguien o algo te ha sacado a flote, “has sido pescado” y sacado del agua. A partir de ahí, ponte alerta y procura hacer lo mismo con los demás: lleva sus penas a tu corazón y ayúdales a sanar. Eso es la misericordia. Eso es ser evangelio. Sé Jesús con tu hermano.

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