El Adviento lo podemos calificar como un tiempo de lectura de signos. La Biblia había anunciado que uno de los signos de la llegada del reino sería la salvación de los pobres.
Juan se siente desconcertado por la actuación de Jesús, no es lo que esperaba, un profeta clamando en el desierto, sino alguien enviado a sanar corazones desgarrados. Y Jesús le envía un mensaje, decidle lo que estáis viendo y oyendo. No he venido a lo que piensas. Mi camino es otro, anunciar la buena nueva de Dios.
Y Jesús nos invita a no perder la confianza, a llenarnos el corazón de ilusiones, porque Dios está dando signos claros de su amor salvador. ¿Qué Dios esperas tú?
Eso es Adviento: un momento privilegiado para aprender, presentir y acoger al Dios que viene a salvar, a sanar, a liberar.
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