Hoy Juan nos presenta su Evangelio diciéndonos que al principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios, pero ¿Qué nos dice Juan?
Podemos pensar que el texto nos dice dos cosas: “La Palabra de Dios se ha hecho carne” y esa Palabra nos descubre a Dios. Una Palabra hecha carne con todas sus consecuencias y debilidades.
Jesús nos cuenta cómo es Dios y cómo quiere construir un mundo más humano. ¿Mantenemos la frescura de esta idea, o nuestra costumbre ha perdido el mensaje inicial de esta Buena Noticia?.
La Palabra nos dice que se ha hecho uno de nosotros, y que para encontrarnos con Dios, no tenemos que ir muy lejos, basta con acercarnos al otro. Jesús es el rostro humano de Dios y lo que hace Jesús, su modo de acercarse al otro, nos habla de la sensibilidad y la acogida de Dios con el ser humano y de la actitud que quiere que tengamos con los demás, especialmente con los más desfavorecidos.
¿Cuál es nuestra actitud? ¿Somos acogedores como Dios quiere? O por el contrario, hacemos real la frase “Vino a su casa y los suyos no le recibieron”
Dios se encarna en nosotros, y nosotros, ¿le recibimos o nos quedamos en las palabras de la Buena Noticia sin acogerle en nosotros?
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