La lectura de hoy nos muestra el poder de la oración y pone su acento en la perseverancia e insistencia con que debemos acudir a Dios. Lo hará de manera especial por medio de la parábola de la viuda insistente.
Señor, enséñanos a llamarte, como la viuda, sin resignarnos al ruido vacío.
Señor, enséñanos a buscar, a no conformarnos con el silencio, a preguntar, a escuchar.
Señor, ayúdanos a descifrar esa forma tuya de hablar, a adivinar tus huellas en lo que nos ocurre cada día.
Señor, despierta tu voz que nos late dentro, aunque a veces ni nos demos cuenta, enséñanos a orar.
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