Hoy la llamada de Jesús sigue siendo actual y es un continuo aviso para trabajar por los demás. El mundo en que vivimos nos refleja, de un modo muy crudo, situaciones injustas, o que denigran a seres humanos. Hoy siguen existiendo las mismas situaciones contra las que luchaba Jesús.
2000 años después, seguimos con problemas de exclusión social, de desigualdad entre unos y otros, de violencia, donde la persona no tiene las mismas posibilidades por el hecho de haber nacido en un país o en otro.
Jesús nos sigue diciendo hoy, “Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui emigrante y me acogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y fuisteis a estar conmigo, ya que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Hélder Cámara nos decía: “Señor, es bastante fácil sentir tu llamada en los acontecimientos de nuestro tiempo y de nuestro ambiente. Y es fácil también contentarse simplemente con respuestas emotivas, compasivas o de desagrado. Lo que nos resulta difícil es renunciar a nuestras comodidades, romper nuestras estructuras, dejarnos arrastrar por Tú gracia, cambiar de vida, en una palabra, convertirnos”.
¡CONVIÉRTENOS, SEÑOR!
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