La
atmósfera social, religiosa y política de la época estaba preocupada
exclusivamente en preservar la Ley. Los
líderes religiosos imponían unas normas de pureza tan estrictas que la mayoría
del pueblo estaba en estado de marginación porque no podían cumplir las normas
de pureza ni tenían acceso a los rituales de limpieza. Así que un leproso tenía
por fuerza que vivir en las afueras para no contagiar sus miserias.
Jesús
había sido ungido y elegido para enseñarnos a comprometernos y ser
responsables, que vayamos eliminando barreras de carácter racial,
religioso, social, cultural, económico…y construyamos el Reino.
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