Cada semana, unimos la Palabra y el canto para ayudar a profundizar en la Oración.
Los cascabeles nos llaman a la oración y nos recuerdan la Alegría del Evangelio.

2019/11/17

Ciclo C Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario (CTOR34)
¡Señor, acuerdate de mí!

Hoy el Evangelio de Lucas nos lleva al Gólgota para comprobar el amor inquebrantable de Jesús. Asistimos a las burlas de todos los que consideran que Jesús es un loco que se cree Rey. Sin embargo, no son capaces de ver más allá de las palabras. Su Reino es diferente, no es un reino de gloria y de poder, sino de servicio, amor y entrega total, para rescatar al ser humano del mal, el pecado y la muerte.

Nadie se ha fijado en su mirada compasiva hacia el ser humano, hasta que, en medio de todas estas burlas, surge una invocación: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Solo una persona es capaz de ver su inocencia, confesar su culpa y, lleno de confianza, pedirle que se acuerde él. Jesús le responde de inmediato: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Los dos agonizan, unidos en el desamparo y la impotencia. Pero hoy mismo estarán los dos juntos disfrutando de la vida del Padre.

La Cruz nos habla del Amor crucificado de Dios y nos invita a seguir su ejemplo. Lo que nos pide, de manera insistente, no es besar la Cruz sino cargar con ella. Nos dice: «Si alguno viene detrás de mí, que cargue con su cruz y me siga».

En nuestro mundo actual, ¿qué vemos nosotros ahora en la cruz de Jesús?, ¿Con qué cruz le seguimos?

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