Nos pide que recordemos sus palabras, pero ¿quién nos las recordará? ¿Cómo podemos seguir fieles a su palabra en medio de un mundo tan hostil? ¿Estamos interpretando sus palabras a criterio de nuestra comodidad o mantenemos su frescura original?
Sin embargo, Jesús escucha nuestro corazón y nos anima. Nos dice que no nos dejará solos, que nos envía al Espíritu del amor de Dios y se ocupará de ser la memoria de lo que Él nos ha enseñado, y nos ayudará a comprenderlo mejor y a ponerlo en práctica en nuestra vida.
¿Nos dejamos guiar por el Espíritu? ¿Escuchamos la palabra y la actualizamos en nuestras vidas? ¿Ponemos atención en los más desfavorecidos, en los favoritos de Jesús?.
Jesús nos da la paz, nos regala la paz. No es la paz del mundo, entonces, ¿sabemos qué paz es?
Nos da la paz para que sembremos paz, extendamos paz, creemos una sociedad de paz, donde se conviva con respeto, escuchando, dialogando….
Solo si tenemos paz en el corazón, podremos extender esa paz.
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