¡Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón! El mundo nos distrae, nos llena de actividades y no nos deja tiempo para mirar hacia dentro. Corremos el riesgo de perdernos en actividades sin objetivo, actividades que llenan nuestro tiempo, pero ¿nos hacen crecer?
Jesús nos dice: “Tened la cintura ceñida y encendidas las lámparas”. Siempre preparados y con la luz encendida, bien despiertos para podernos arremangar, que no haya nada que pueda impedir que nos pongamos en movimiento para ir hacia delante con las manos abiertas y preparadas para los demás, facilitando la vida, acogiendo, colaborando y yendo con los ojos bien abiertos para detectar las tareas que necesitan apoyo a nuestro alrededor y así ayudar a crear comunidad.
¿Dónde está tu corazón?
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