Dios se revela con Jesús en nuestra humanidad. Nuestra vida es el lugar de la acción de Dios.
Es tiempo de la renovación de toda nuestra interioridad, de nuestros afanes e intereses, para que todo nuestro descanso sea en la paz de Dios abiertos a renacer en una nueva fraternidad, que nace de la escucha de Jesús, el Hijo Amado..
Así todo tiene un mismo origen en la Palabra de Jesús donde brota un corazón nuevo, un estilo nuevo de vivir, su vida, su obra, el Reino de los Cielos.
Es la acogida del Evangelio lo que transforma nuestra existencia y queda iluminada. Todo tiene ya una nueva perspectiva, donde la vida de Jesús y el amor de nuestro Dios lo impregnan todo desde lo más profundo.
Para nosotros el “mundo de Dios” palpita en el “Dios del mundo”.
Y una nueva vida ha llegado a nosotros.Lc 3, 15-16.21-22
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