El Señor quiere decirnos hoy que la vida es una fiesta.
¿Una fiesta, la vida? ¿Con todos sus problemas y miserias?.
Sí, una fiesta, si aprendemos a mirarla con ojos de fe; si llegamos a percibir lo que hace bella la vida.
Todos nosotros tenemos nuestras afanes y preocupaciones diarios, tenemos días de luto y muchos problemas, pero la realidad más profunda es que no estamos solos, que tenemos a Dios que nos invita a beber el vino de su amor; un Dios que nos da a Jesús para llevarnos a sí mismo.
¡Bebamos, y brindemos con el vino de la alegría!
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