Cuando sucumbimos a ese poder, somos esclavos del sistema económico y estamos en la esfera del César. En contraposición, a Dios también tenemos que darle lo suyo. La imagen de Dios es el ser humano. Los pobres y los más débiles pertenecen a Dios.
Estamos en la esfera de Dios, si nuestra prioridad es defender la dignidad del ser humano, hacer sostenible la vida, compartir con los que menos tienen, defender una economía ética. En la medida que sembremos el Reino de Dios y su justicia, devolveremos a Dios lo que es de Dios.
Sin embargo, nuestro problema es distinguir lo que corresponde al César y lo que él representa, y lo que corresponde a Dios, su Reino y su justicia ¿Qué parte de nuestra vida corresponde a la esfera del César y cuál a la de Dios?
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