Jesús habla hoy al corazón de los fariseos, “que son amigos del dinero”, nos dice Lucas en los versículos anteriores al texto de hoy y que acababan de oír las palabras del Maestro: “no podéis servir a Dios y al dinero”. Y Jesús decide citarles en su propio entorno emocional.
Si en otras ocasiones pone a su Abbá en el centro, hoy lo deja de lado (aunque siempre esté en el fondo de su mensaje), para evocar a Abrahán , a su “seno”, al abismo… términos que les eran muy cercanos. “Juguemos en vuestro terreno” parece decirles.
Seguimos a vueltas con el uso adecuado del dinero, hoy desde la omisión: la falta del rico de nuestra historia no es otra que no reparar en las necesidades de los que están a su puerta y la respuesta de este “Abrahán”, tan dura como el corazón de los fariseos a los que se dirige.
Y tú, ¿Qué haces con los “Lázaros” de tu puerta?
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