Juan el Bautista, grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, (…) Y todos verán la salvación de Dios”.
Una misión clara y definida. Pero… ¿a qué caminos se refiere? ¿Qué sendas son las que debemos enderezar? ¿Cómo preparar el camino? ¿Qué montañas son las que debemos superar? No es tarea fácil, y puede que tengamos la misma sensación que Juan “predicando en el desierto”, y que el camino que construimos no llegue a ninguna parte, pero Dios nos pide confianza, sabiendo que construyendo caminos de Amor y Paz, “todos verán la salvación de Dios”..
El desierto es un lugar para vivir con lo esencial, no hay lugar para lo superfluo, para distracciones del camino que conduce a la meta.
¿Nos perdemos buscando el camino acertado en nuestra vida?
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