Peregrinos del Absoluto al encuentro definitivo.
Caminamos en ese anhelo como peregrinos de la misericordia de Dios.
Inmersos en los silencios...
El silencio es el lenguaje de Dios, que nos conduce y nos va envolviendo en su misterio, que descubre su realidad infinita y nos hace abandonarnos en Él llevados así hacia la vida eterna.
Con la seguridad de la plenitud de su presencia, mas con pasos inciertos a través de realidades difíciles y males inexplicables, que surgen en cada uno, en nuestra familia, en nuestras comunidades y en nuestra humanidad tan dolorida.
Ante todo ello Jesús nos dirá: "¡Ponte detrás de mí!", acoge el Misterio y camina conmigo. En su presencia con fe y esperanza. Con Jesús, que vive en nosotros y nos acoge con nuestras debilidades.
Nuestro camino con Jesús es vivir con esperanza y con la seguridad de sabernos siempre amados.
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