"Andaban como ovejas sin pastor”. Mejor sería decir: andaban como ovejas en busca de pastor. Y a Jesús, al ver a aquella multitud, “le dio lástima de ellos” ¿Podía ser de otra manera? ¿Podemos no sentir lástima ante una oveja que busca lo que más necesita: un pastor que se ocupe de ella, que la guíe?
Ciertamente, Jesús no estaba por esta labor. Ningún seguidor de Jesús puede obrar de manera diferente. De hecho, toda vocación “pastoral” surge de esta compasión. Por esto la misión es más que un trabajo en el que uno solo tiene que “fichar” … y poca cosa más. La misión incluye el trabajo, pero es algo más. La misión surge de esta mirada compasiva y de este dejarse traspasar por ella.
Y nos lleva no sólo a “enseñarles con calma”, a transmitir contenidos, sino, sobre todo, a dar la vida. “He venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Mientras hoy recordamos (es decir, pasamos una y otra vez por el corazón) a tantas ovejas, conocidas o no, de cerca o de lejos, sin pastor y en busca de pastor. Le pedimos a Jesús que haga nuestro corazón más parecido al suyo.
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